sábado, 27 de abril de 2013

Al menos nos queda la familia.

Esta semana se ha conocido que la cifra de paro supera con creces los seis millones de parados. Esta cifra, que supone un 27% de la población activa, llama poderosamente la atención fuera de nuestras fronteras  y es digna de un análisis pues con esta cifra en otras poblaciones se hubiesen producido no solo altercados, alborotos y todo tipo de manifestaciones, sino que habría habido algún tipo de movilización que hubiese arrinconado al partido en el poder. Esta circunstancia habría dado alas a los extremos políticos que encontrarían un terreno abonado en donde echarían raíces los mas díscolos, violentos y radicales. Sin embargo, no se aprecian estos extremos y el por qué debemos buscarlos en el fuerte componente familiar que aún mantenemos en España, en donde abuelos están cobijando o dando soporte económico, a hijos y nietos, y en otros casos padres a hijos que ya estaban emancipados. Hace 10 años los hijos evaluaban la conveniencia de ir considerando el ingreso, en un futuro no muy lejano, de los padres en una residencia geriátrica y hoy, en cambio, muchos padres abren de nuevo sus puertas a hijo y/o nietos, para aliviar sus penurias económicas. Por una parte se da la tristeza de unos padres que ven con pesar que los últimos años de su vida han de cargar con una pesada carga , que ya creían olvidada, pero muestran una sonrisa sabiendo que la familia, que tan poco ha sido considerada y defendida por los estamentos gubernamentales, es de nuevo un baluarte que sostiene los valores que nunca se debieron perder.

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