domingo, 1 de septiembre de 2013

La guerra del Premio Nobel de la Paz

¡Vaya paradoja! Se puede dar la circunstancia de ver a un Premio Nobel de la Paz, Obama, declarar la guerra a un País, Siria. Para justificarse, va a ampararse en solicitar el respaldo del congreso, aunque no lo necesita para declarar la guerra. Los republicanos, financiados extraordinariamente por los lobbys armamentísticos no dan crédito a lo que ven y temen que, en un futuro próximo, los demócratas también reciban donaciones de sus mas fieles valedores. 
Repite una y otra vez que Siria no va a ser como Irak y la verdad es que de allí se pueden obtener bastantes buenas conclusiones. En Irak se depuso al tirano Sadam Hussein, que si no me equivoco pertenecía a la minoría suní dando paso a integrarse a los chiis a formar parte del futuro gobierno confiando en que el modelo occidental tendría cabida allí. La realidad, a día de hoy, es que cada día nos desayunamos con un nuevo atentado. En lo que va de año, el terrorismo va en aumento, batiéndo un triste récord de muertos civiles en el pasado mes de Julio, 1057 Iraquíes fallecidos. En lo que va de 2013, a la fecha descrita, ya ascendía a 4.137 personas, según dato proporcionado por la ONU. 
En el mundo musulmán existe una gran brecha de discordia irreconciliable entre Chiís y Sunís, en donde los primeros representan poco mas del 10% del  mundo islámico. Los primeros siguen la estela de Alí, primo y yerno de Mahoma, pues desposó a su hija, y los segundos la estela de Aisha, esposa del Profeta. Tras la muerte del Profeta ambos se declararon sucesores de su legado y el enfrentamiento produjo la división que llega hasta nuestros días. 
Una de las mayores diferencias, entre unos y otros, radica en que los Chiís tienen un líder espiritual con poderes ejecutivos en el Estado. Esta figura no existe en los Sunís y en "teoría" la religión no ostenta el poder temporal en la sociedad civil. Esto no es óbice para que, en este último colectivo, el islamismo impregne cada día mas, los pilares civiles de la sociedad. 
El odio ente ambas facciones es tal que uno de los argumentos que postulan los Chiís en su apoyo a que Irán disponga de la bomba atómica es que lo Sunís a través de Pakistán, ya disponen de la misma. 
En Siria, el gobierno de Bachar Al-Assad es chií y por tanto cuenta con el respaldo de Irán y Hezbollah, partido político del Líbano, que tiene la consideración de grupo terrorista para la mayoría de los países occidentales. En menor medida, cuenta con el apoyo de la gran mayoría del pueblo Iraquí, pero estos están ocupados, como se describió mas arriba, en luchar con el terrorismo, aunque también tiene tinte de guerra civil, en su propia tierra.
               Al-Assad con lideres Iraníes.                                    Al-Assad y Obama
Si Obama ataca a Al-Assad, ataca a todo el mundo Chií, y puede desequilibrar la balanza a favor de los Sunís que están aprovechando la contienda para atacar todo lo cristiano que hay en el país. Han destruido iglesias, han secuestrado a cristianos, incluso a Obispos, para obtener financiación. En las zonas rebeldes, menos radicales, han prohibido, terminantemente, que suenen las campanas en las iglesias. Todo esto es un simple botón de muestra para que entendamos que el propósito de liberadores que se está dando a los rebeldes está del todo  injustificado.
Así pues, la papeleta del premiado con el Nobel de la Paz, es harto complicada, pero es evidente que todos esperamos algo mas de el. En Irak todo se hizo mal y ello debe llevar a reflexionar sobre el paso a dar.

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