Los Hermanos Musulmanes pueden ganar el
conflicto de posible guerra civil en Egipto, pero no deben ganar esa guerra. Muchos
alegarán que alcanzaron el poder en unas elecciones democráticas, y no les falta
razón, pero también alcanzó Hitler el poder democráticamente y todos sabemos lo
que aconteció.
Al igual que los nazis, el primer propósito ha
sido modificar la constitución sin alcanzar un acuerdo de consenso y a mi
entender un nombramiento del ejecutivo dejó a las claras las entrañas del
absolutismo y vileza de los Hermanos Musulmanes, el nombramiento para un alto
cargo del máximo responsable del cruel asesinato de los turistas, creo recordar
alemanes, que visitaban las pirámides años atrás.
No es de mi agrado el poder militar que está al
frente del país pero lo considero menos malo que el poder civil salido de las
elecciones.
La prensa habla de los muertos civiles pero no
recalca lo suficiente las bajas de los militares, la mayoría por armas de
fuego. Los hermanos cuentan con su aparato militar, sustentado por el salafismo,
y de salir triunfadores de este conflicto, su hegemonía se va a extender como
una balsa de aceite y queramos reconocerlo, o no, terminará afectando a
Occidente y en particular a España. El Corán les deja bien claro que una de sus
obligaciones es reconquistar todos los lugares que profesaron el Islam, y
Al-Andalus (España) lo fue. Esto se repite en las mezquitas dominadas por el
salafismo insistentemente. Y estoy seguro que las primeras células de este cáncer
ya se encuentran entre nosotros.
Quizás convenga recordar que el fundador de Al-Qaeda
proviene de los Hermanos Musulmanes, Al zawahiri, que tuvo a Bin Laden, como su
número dos, aunque en general la repercusión mediática lo mostrara al revés. Bin
Laden puso los recursos financieros necesarios para la expansión de Al
Qaeda a manos del ideólogo Al zawahiri. Este, y como ejemplo de su habilidad,
cumpliendo condena en Egipto, aprovechó el encarcelamiento para difundir su
doctrina en el recinto penitenciario, demostrando tal sorprendente poder de
convicción que logró integrar en su red
hasta algunos de sus carceleros. Hoy en día, es el terrorista mas buscado en el
mundo y todos los intentos por capturarlo han sido en vano.
Al zawahiri y Bin laden
El proselitismo de los hermanos musulmanes se
extiende a través de una falsa caridad. Acuden a los barrios pobres o
marginales y, gracias a los inmensos fondos financieros del salafismo, ofrecen
ayuda monetaria, de alimentos o de salud. De esta forma se ganan su confianza y crean un caldo de
cultivo de donde se nutren de los seres, en particular lo mas jóvenes, que serán adoctrinados en sus madrazas y que
en un futuro, si fuese necesario, pondrán sus vidas al servicio del Islam que preconizan con
el convencimiento que el paraíso los colmará de placeres inalcanzables en la vida
terrenal. Este último hecho llenará de satisfacción a sus progenitores que
desde entonces contaran con un mártir en su familia y además verán
incrementadas sus ayudas económicas.
Los fondos recibidos para aplicar su “caridad”
son bastante inferiores a los destinados a la adquisición de armamento de toda índole
y a la preparación militar, en los asentamientos destinados para ello.
El fin no lo podemos escribir hoy, pero si los
Hermanos Musulmanes resultasen vencedores en este conflicto, será uno de los
primeros capítulos de una guerra que no ha hecho mas que empezar.
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