viernes, 24 de mayo de 2013

Islam y Occidente. ¿Aceite y agua?

El brutal asesinato acontecido en Inglaterra, a manos de dos conversos al islam, ha conmovido a toda la comunidad occidental y, quiero creer que también, a la mayor parte de la comunidad musulmana. Lo manifestado por el agresor nada mas consumarse el hecho manifiesta un radicalismo extremo producto de un adoctrinamiento por parte de supuestos imanes fanáticos u otro tipo de líder de cariz semejante que alientan el odio y el terror cuando se supone que toda religión lo que debe pretender es todo lo contrario, como convivencia, perdón, etc... Al menos, así es como nos parece a los cristianos, católicos o no. Dentro del colectivo cristiano existen muchas ramas bien diferenciadas pero en ningún momento se nos ocurre combatir a los que no piensan como nosotros con sangre de por medio. Igualmente nos pasa con musulmanes, hebreos, budistas etc. Respetamos sus creencias aunque creemos firmemente en que la nuestra es la verdadera y nuestra única arma es la palabra. Palabra que procuraremos que no forme nunca parte de nuestras leyes pues entendemos que estas siempre tienen que ser aconfesionales.
No soy un gran conocedor del Islam, pero no puedo estar de acuerdo con aquellos que amparándose en una lectura, seguramente partidista y parcial, incitan al odio con manifestaciones de "muerte al infiel y al apostata", " la única ley es la del Corán", o como ocurre en Paquistán y a modo de ejemplo, donde por ley es obligatorio, ante el nombramiento del nombre de Mahoma, el responder "la paz esté con el". La negación podría conllevar el castigo de blasfemia severamente y cruelmente castigado por aquellos lares.
El islam, seguramente mal entendido, se está convirtiendo en un gran problema para Occidente y su cultura, y se ha de hacer un gran esfuerzo a nivel mundial en donde los derechos humanos prevalezcan por encima de cualquier religión e invitar a todos a hacer las reformas que estimen pertinentes para adecuar la religión al respeto de los derechos.
Es tarea difícil  pero nos equivocamos si miramos para otro lado y decidimos que mejor no molestar. Nos estremece ver lo que ha pasado en Inglaterra, pero os aseguro que es una nimiedad con lo que viene sucediendo en Nigeria, en donde se queman iglesias con sus fieles dentro.
Son tiempos difíciles pero la inacción es un consentimiento que no debemos permitir.

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