martes, 25 de junio de 2013

Como un Banquero socializa las pérdidas.

Existen grabaciones que detallan como se la ingeniaron los responsable del Anglo Irish Bank para que el Banco de Irlanda acudiese en ayuda de dicho banco y quedase atrapado en la maraña urdida. El principio consiste en que si contamos la realidad del agujero descomunal existente, que ascendía a 30.000 Millones de euros, difícilmente se recibirán ayuda pues la primera respuesta sería que el coste es demasiado elevado para el contribuyente y por tanto habría que buscar otras alternativas.  Sin embargo si se justifica que las necesidades son del 25% tan solo,  es decir de 7.000 Millones, pues el asunto no solo se puede estudiar sino que ademas es digerible. Una vez recibida la inyección, el Estado y el Banco Central ya están atrapados y  ya difícilmente lo dejarían caer conforme le fuesen pidiendo mas recursos. Este rescate del Anglo Irish Bank desencadenó el que finalmente la mismísima Irlanda tuviese que ser rescatada y el banco nacionalizado.
Lo peor no es esto, sino que en las grabaciones, que provienen del propio sistema del banco, se aprecia como los directivos comentan entre ellos las argucias para que el Banco Central y el Estado piquen el anzuelo e incluso cuando un directivo le comenta que de donde se ha sacado la cifra de los 7.000 Millones que se van a solicitar, la respuesta no pudo ser mas soez y clarificadora del respeto que nos tienen, las cabezas pensantes, de las entidades bancarias. La respuesta fue esta:  "La cifra del rescate me la saqué del culo". Respuesta que incluía risas entre los dos interlocutores.

En vista de esto no nos debe de extrañar que el resto de entidades bancarias rescatadas de uno y otro país hayan empleados las mismas argucias. Eran conscientes en todos los casos que mentían, que recibirían unas ayudas de imposible o nulo retorno y en definitiva que el rescate era cubrir unas perdidas que pagaríamos entre todo. Cuando los bancos obtienen beneficios ya procuran que los beneficios a repartir ya tengan descontados unos jugosos bonus o incentivos para todos los directivos, pero cuando llegan perdidas inevitables y que nunca llegaran a ser cubiertas, que mejor que repartirlas a escote entre todos o como se oye últimamente, que mejor que socializar las perdidas.  


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