Volviendo de nuevo a la reciente
fiesta de las hogueras de Alicante, me llamó la atención dos referencias a los
mayores. En una se mostraba al famoso “Nini” por todos conocidos, joven que ni
trabaja ni estudia, junto a un mayor representado como el “Ninini”, que traducían como la persona adulta,
próxima a la jubilación, que ni trabaja ni estudia ni
es joven. La segunda referencia era un “Ninot”, figura que caracteriza o
ridiculiza a personas, emblemas, etc. en donde se aprecia a una persona mayor
que sobre su espalda encorvada, soportaba un hijo, a la nuera y a sus nietos.
En ambos casos se muestra una
realidad, la de la persona mayor próxima a la jubilación o ya jubilada, que
está siendo olvidada y ninguneada por los políticos y gobernantes.
En el primer caso, el colectivo
mayor de 55 años y en situación de desempleo, con o sin estudios, ve que el
horizonte le permanece cerrado por mucho curriculum y experiencia que disponga
porque ninguna empresa está dispuesta a apostar por el. Quedan por delante algo
mas de diez años para alcanzar la jubilación y ve que el sacrificio de haber
cotizados los últimos 30 años, en muchos casos, van a quedar mermados por la
incertidumbre de no volver a cotizar, siendo consciente que estos últimos años ponderan y mucho en la base que dictaminará su futura
pensión. Si las personas que superan los 55 años, y agotan el desempleo,
no pueden ser beneficiaras de posibles deducciones en la cotización de la
seguridad social junto a otros posibles beneficios, pasarán a engrosar el
colectivo de exclusión social, pues muchos perteneciendo a la inmensa clase
media española, van a ver que, año a año, van descendiendo peldaño a peldaño
hasta lo que puede ser su puerta a los infiernos. Tanto es así que pueden
llegar a “envidiar” al jubilado actual que a pesar de tener una pensión
congelada o con un incremento mínimo, aún le permite ser soporte o ayuda para
el descendiente que también en situación de paro ha tenido que abandonar su vivienda, por no
poder atender la hipoteca, y vuelve a la casa paterna con toda la prole y
subsisten en una economía, mas que familiar, comunitaria. Envidia porque si no
vuelve a cotizar su pensión difícilmente va a llegar al nivel de las actuales
pensiones y va a quedar en unos mínimos
que puede que le permitan subsistir pero en ningún caso ayudar a sus
descendientes como pasa en la actualidad.
Ejemplo de ello se aprecia en muchos barrios de nuestra ciudad, que fueron en su momento ciudades dormitorios, barrios
que han ido envejeciendo con la emancipación de sus hijos, y que ven ahora a los hijos
retornar pero en compañía de su pareja y retoños. Esas modestas pensiones junto
a las ayudas sociales de sus hijos son las que permiten sobrevivir y, en muchos
casos, al llegar la hora de la comida asemejarse a escenas que nos remontan al
cine, en blanco y negro, de inolvidables películas como “la gran familia”.
Fotograma de la película “La gran familia”
Urge, pues, tomar medidas que
frenen este incesante goteo y que la sociedad sepa colorear un futuro que se
presenta de lo mas negro para los “nininis” y jubilados.
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